La actual
pandemia obligó a las organizaciones a adaptarse rápidamente. El teletrabajo surgió como alternativa válida
para continuar con el “business as usual”.
Muchas empresas no estaban acostumbradas a esta modalidad y tuvieron que
capacitar a sus colaboradores en forma remota para subirse a una nueva realidad
que obligaba a hacer las cosas de otra manera. Esto que al principio fue una
novedad, luego de varios meses genera ansiedad y estrés.
La escena se repite: faltan pocos minutos para esa nueva
videollamada que figura en la agenda. ¿Cómo pasó tan rápido el tiempo? Quedan
varias cosas por terminar antes de entrar a esa reunión que, además, no se sabe
cuánto puede llegar a durar. La ansiedad aumenta. Uno se peina un poco, se ordena
el lugar, terminamos de almorzar o de tomarte el café rápidamente y, en caso de
tener hijos, hay alta probabilidad de que se despierten o no paren de
interrumpir en plena conversación.
Sumarse a esos encuentros puede ser estresante, más aún si
son varios por semana o uno detrás de otro. Algunos hablan del “burnout del
video chat”, mientras que otros lo llaman la “fatiga del Zoom”. Son los nuevos
compañeros de trabajo en este demandante entorno virtual. Pero… ¿ qué es lo que
realmente nos incomoda de esta forma de comunicación?
En Visma hemos planteado algunas
claves para manejar mejor esta situación, basados en tendencias que se
están poniendo en práctica en distintos lugares del mundo. Para aliviar el desgaste físico, psicológico y emocional que nos generan
las videoconferencias, y procurar el bienestar de los miembros del equipo, es
necesario que colaboradores y líderes puedan tomar algunos recaudos:
1-Hacer un registro. Anotar cuántas videollamadas tuvo alguien en la
semana, cuánto tiempo demandó cada una y qué es lo que incomoda de ellas (si
estar frente a la cámara, si son muy seguidas o largas, o si no contribuyen a avanzar
con el trabajo). Vale incluir también
las reuniones virtuales sociales (after office, saludo de cumpleaños). El
objetivo es identificar cuál es nuestra reacción ante las videollamadas en general,
qué generan en nosotros y, principalmente, si existe la alternativa de otras
vías de comunicación que podrían funcionar mejor.
2-Limitar las videollamadas. Los expertos coinciden en la importancia de
limitar las reuniones virtuales a las estrictamente necesarias e invitar a
participar únicamente a las personas adecuadas. ¿Cuáles de esas charlas se
pueden abordar mejor a través de un e-mail, una llamada telefónica o un
documento compartido en el que se puedan agregar notas claras para trabajarlo
en equipo?
3-Definir estructura, horarios y
duración. Lo ideal son reuniones
de media hora a una hora como máximo, evitar hacerlas después de las 18:00, y
los viernes hasta las 15:00 horas. E
igual que con las reuniones presenciales, preparar con antelación los objetivos
de los encuentros para que los participantes sepan con precisión qué se espera
lograr en cada uno.
4-Disponerse con empatía. Siempre es bueno, antes de ir al tema central
de la reunión, saludar, preguntar al otro cómo está, cómo se siente en este
contexto, si pasó algo relevante fuera del ámbito laboral. Se trata de saber más del otro, también
contar las propias situaciones, y así conocerse más, estrechar lazos de confianza,
preparar el terreno para hablar de manera más distendida.
5-Hablar solo si es necesario. Durante la videollamada es importante preguntarse
continuamente si “ayuda en algo que diga lo que estoy pensando”. La idea es que
cada comentario sea verdaderamente relevante y ayudar a que las conversaciones
vayan siempre al foco del asunto.
6-Cubrir la propia imagen. Verse a uno mismo en la pantalla es factor de
distracción, expertos sugieren prender la cámara solo cuando sea necesario. Es conveniente desplazar la propia imagen
hacia un extremo de la pantalla o reducirla o taparla con un post-it y tomar
notas para concentrar la vista en otro lado.
7-Evitar el “multitasking”. Cuando llegue la hora de la videollamada, enfocarse
solo en eso. El tratar de estar pendiente de varias actividades en simultáneo
provoca agotamiento, e incluso podría parecer que no se tiene interés en la reunión.
Una manera de sentirse más productivo y reducir el estrés podría ser, por
ejemplo, dedicar las mañanas a las tareas habituales del trabajo y las tardes a
las videollamadas y reuniones virtuales.
8-Recapitular. Tanto cuando la reunión es presencial como
cuando es virtual, siempre conviene enviar un resumen de temas tratados y
conclusiones vía e-mail para todos los participantes. Es una forma de “estar todos en la misma
página” y evitar aclaraciones o reiterar temas ya conversados.
9-Hacer un break. Entre una y otra videollamada es conveniente
levantarse de la silla, caminar por la casa, hacerse un café, escuchar música o
radio, hacer algún ejercicio; es decir, “desconectar” un poco para luego seguir
con toda la energía.
10-Establecer y mantener una rutina. Es importante tratar de acostarse y levantarse
a la misma hora todos los días, determinar un horario de trabajo -aunque
estemos en casa y en pijama-, crear un hábito que contribuya a un biorritmo propio
durante la pandemia. Hay que establecer
una rutina con un horario de inicio y finalización, para poder hacer otras
cosas, hablar con amigos, estar con la familia. También ayuda hacer las comidas
lejos de las pantallas o del smartphone, sin distracciones. Un momento para cada cosa y cada cosa en su
lugar ayudan a disminuir el estrés.
0 comentarios