Es lamentable ver las
encuestas y opiniones de la ciudadanía sobre el concepto que tienen de la
política en nuestro país. La política peruana ha caído en la más profunda
desconfianza y animadversión por parte justamente de ciudadanos, que vemos en
la política un canal para asignar nuestro poder, a representantes que
administrarán ese poder para dar solución a las problemáticas. Son estos
representantes, nuestros “políticos improvisados e informales”, los que
acentúan la preocupante condición de la actual política peruana, los que han
hecho de la política un medio para satisfacer necesidades personales u
familiares, postrando el concepto y accionar político a una paupérrima
situación y desacreditación generalizada por parte de la ciudadanía. Estos
“politiqueros”, nunca entendieron ni entenderán la política. El “politiquero”
solo entiende que el poder asignado a su persona, es para mejorar su calidad de
vida y de sus allegados.
Pero la política, la
“política verdadera” no es mala, no es nauseabunda como lo creemos o como nos
lo han hecho creer generacionalmente. La política es una ciencia social que
nace “científicamente” allá por el siglo V A.C.; en los albores de una polis
ateniense, una de las ciudades de la Cultura Griega. Justamente un griego como
Aristóteles definió “naturalmente” al hombre como un animal político. Las
definiciones clásicas de la política están referidas al “ejercicio del poder”.
El sociólogo Max Weber definía por ejemplo a la política como una vocación,
donde las personas aspiran el poder ya sea entre el Estado o dentro de un
Estado. Weber definía la política relacionada directamente con el accionar de
un Estado.
Sobre política se ha
escrito y dicho en demasía a nivel teórico y práctico. La “verdadera política”
es la gestión del poder, emanado de los ciudadanos, para mejorar las
condiciones de vida de las poblaciones. Una gestión del poder por parte de los
representantes elegidos democráticamente. Como lo menciona Sinesio López, esa
capacidad de dirección, diseño y gestión de la acción política dentro de determinados
marcos institucionales y de determinadas condiciones estructurales para obtener
algunos resultados deseados: desarrollo, democracia, estabilidad, eficacia y
efectividad, gobernabilidad, integración sistémica, integración social. En
suma: calidad de vida.
La política tiene su
pilar principal en la democracia participativa y su herramienta principal en la
gobernabilidad, a través de la legitimidad y representatividad institucional.
Pero lamentablemente en el Perú, esta “política verdadera” esgrimida en este
corto análisis, no son entendidas por la pléyade de “politiqueros” que nos
representan y gobiernan (salvo honrosas excepciones de “verdaderos políticos”
que da gusto escucharlos y valorar sus acciones, y que no necesariamente son
autoridades). VER: http://elmertorrejonpizarro.blogspot.com/
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