Estamos casi a un año de la muerte de la econgresista Fabiola Salazar, extraordinaria dama amazonense, y los recuerdos retornan como si ella estuviera viva aún.
Han pasado 12 meses de aquel fatídico accidente en que la hija predilecta de Bagua fue desaparecida por la oscuridad del infortunio.
Aunque ella duerme el sueño de la muerte, sus hechos quedan para reflexionar en el buen uso del tiempo que la vida nos da.
Tenemos como recuerdo de olor grato la delimitación de Bagua - La Peca - El Parco; tenemos el aumento de fondos para obras en Amazonas; tenemos el proyecto de la universidad intercultural.
En fin muchas cosas, pero por sobre todo, tenemos el recuerdo fresco de una congresista que se fajó por su región, de aquella valorsa mujer que semana a semana regresaba de Lim para internarse en los pueblos recónditos de Amazonas llevando un mensaje de progreso con sus gestiones en los entes gubernamentales.
Sea por tierra, sea por agua, sea en autom sea en bestia de carga, sea como fuese, Fabiola Salazar llegaba a cada sitio alejado como ningún congresista lo había hecho hasta el momento.
LA MEMORIA DE FABIOLA SALAZAR VIVE Y VIVIRÁ HASTA EL FIN
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